Y todo esto ocurre porque tenemos un gobierno que hace tiempo dejó de gobernar para sólo dedicarse al control político sobre la población

Siempre hubo denuncias de que durante la llamada cuarta república existían familias que comían “Perrarina”, pero las fotos que supuestamente fueron tomadas en un populoso sector de la capital de la República, allí donde se ubica la principal maternidad del país, imágenes que han dado la vuelta al mundo, y en las cuales se ve cómo dos hombres cortan todos los órganos internos de un perro, para después comer de su carne, confieso que no solo nos impactaron desde el punto de vista mediático, sino que nos coloca en el drama de una sociedad, cuya anomia se queda corta en su semántica para definir la profunda crisis económica y social que vivimos los venezolanos.
Y todo esto ocurre porque tenemos un gobierno que hace tiempo dejó de gobernar para sólo dedicarse al control político sobre la población, es decir, su único interés es crear mecanismos de tutelaje sobre el pueblo que nos obliguen a rendirnos ante ellos por cualquiera de sus prácticas inmorales. Así tenemos que si nuestro hijo necesita un cupo universitario, o si nuestra familia requiere una vivienda, los cuales son derechos constitucionales, pues si usted no tiene lo que el madurismo ha denominado como el “carnet de la patria”, su hijo no podrá estudiar en la universidad, ni jamás su familia podrá acceder a una vivienda de origen estatal. En otras palabras, el gobierno instala toda una estructura paralela de Estado, sobre la cual ha denominado a todos esos programas con el nombre de “misiones”, razón por la cual, quienes terminan siendo beneficiados de semejantes acciones, deben convertirse en “misioneros”, eufemismo de una forzada inscripción partidista, con su respectiva identificación, so pena de ser rechazado para el ejercicio de tales derechos o compensaciones sociales.
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